Ilustraci�n y los toros


procesos de civilizaci�n y el nacimiento de la corrida de toros como instituci�n


Marco Legemaate
Antrop�logo

�El arbol de la civilizaci�n
ha de regarse con sangre�

(Bossuet)

I.

[...] somos espa�oles los que cargamos con la verg�enza colectiva de llevar ese trozo de mierda en la cara, y somos nosotros los que m�s inter�s deber�amos tener en limpi�rnoslo.
As� termina Jes�s Moster�n su articulo en El Pa�s del 12 de septiembre de 1991. El trozo de mierda es la corrida de toros, seg�n el escritor El emblema de la Espa�a negra.
Pone que en la Baja Edad Media hasta el siglo XVIII toda Europa era sucia, supersticiosa y cruel. Hab�a ejecuciones p�blicas, quemas de herejes y torturas de osos, toros &c.
En Inglaterra, por ejemplo, las fiestas de toros no eran menos crueles que en Espa�a.
Y la crueldad, a�ada, no es una originalidad �tnica o racial de los espa�oles, sino una caracter�stica com�n en toda la Europa negra preilustrada, y [...] la crueldad con los toros no tiene nada de espec�ficamente hispano, y s� mucho de simplemente rancio, atrasado y anacr�nico.
Central en su trato es la idea que entr� la Ilustraci�n en toda Europa, menos en Espa�a. La sensibilidad moral llegaba con la Ilustraci�n, y acab� con las fiestas crueles en otras partes de Europa, mientras Espa�a sigue teniendo una tortura nacional - la corrida de toros:
Esa Europa negra dej� de serlo gracias al esfuerzo de racionalizaci�n de las ideas y suavizaci�n de las costumbres que fue la Ilustraci�n. La Espa�a negra posterior es el resultado de haber carecido de Ilustraci�n en nuestra historia. [...] la tortura p�blica de los toros, hasta dar lugar a la actual corrida, con su insultante cursiler�a, sus gestos amancrados y, sobre todo, su abyecta y anacr�nica crueldad.
Bueno. �Pero tiene raz�n, - aparte de la cuesti�n moral que la fiesta nacional es sangrienta, b�rbaro o lo que sea - que ha carecido la Ilustraci�n en Espa�a? �Es verdad que no hab�a racionalizaci�n y suavizaci�n de costumbres en Espa�a?
A mi parece que s� hab�a Ilustraci�n en Espa�a. A la mejor ten�a otra forma que en otras partes de Europa, por circunstancias hist�ricas o m�s preciso pol�ticas y socio-culturales. Y la influencia de la Ilustraci�n - sin reificarla - tambi�n es visible en las fiestas de toros. O m�s al grano (y m�s fuerte), se puede bien decir que esta misma corrida de toros que no le gusta a Moster�n, es establecido por el cambio de las ideas pol�ticas y socio-culturales en el siglo XVIII.

Primero vamos a ver que hab�a de toros antes de la dicha �poca en Espa�a, para entender mejor que y c�mo pues ha cambiado lo que desde entonces se llama la Fiesta Nacional.

II.

Las fiestas de toros existen en Espa�a desde muy antiguo. Desarroll�ndose de todos los tipos de ritos y juegos que hab�an, las 'corridas' y fiestas nupciales de toros se puede considerar el base de lo que tenemos hoy en d�a a fiestas de toros. Desde el siglo XII hay referencias que en las cortes hubieron fiestas de toros, fiestas reales , para celebrar bodas, juras, nacimientos, bautizos, visitas regias, triunfos militares &c. (Coss�o I: 639-640)
Normalmente se lidiaban los toros desde el caballo, con lanza, y bajar para matar el toro no era trabajo del caballero, sino de los mozos que le ayudaban. Matando el toro a pie no s�lo era peligroso, pero tambi�n impropio para la nobleza.
Adem�s los toreadores en esta �poca no fueron pagado: el Rey Alfonso X 'El Sabio' hab�a declarado por decreta en las Partidas que "son enfamados los que lidian con bestias brauas por dineros que les dan" (Coss�o IV: 815). Y por que a la nobleza no hac�a falta la pasta, fueron ellos que pod�an lidiar a los toros sin perdido de su estatus, mientras que el pueblo ten�a que divertirse con fiestas de toros sin caballos ni profesionales a pie - y por eso la decreta no era desfavorable para las fiestas de toros de los nobles, pero si que puso restricciones a los espect�culos populares.

Las fiestas de toros fueron ca�ticas, tal las de la nobleza como las fiestas populares del pueblo. Escribiendo sobre la primera dice Pepe-Hillo:

Las circunstancias con que se celebraba este espect�culo, le har�an en la actualidad muy despreciable � insufrible: todo era desorden, confusion, desgracias y tropel�as; como sucede en nuestras novilladas [...]. (Pepe-Hillo, 1804: 5)
El toreo a caballo fue una fiesta de la nobleza y para la nobleza: la despliegue de fuerzas, nobleza y autoridad sirvi� para guardar la idea de status quo del pueblo, pero m�s importante era el reconocimiento de la valent�a y virtud caballerosa de la clase alta.

Con Carlos II termina la dinast�a de Austria y con ella m�s o menos el toreo a caballo. A los Borbones que llegaban al poder no les gustaron las fiestas de toros. Los nobles, por los procesos de monopolizaci�n de poder y dinero cada vez m�s dependiente de los cortes del rey (cf. el tratado de Norbert Elias sobre los procesos de civilizaci�n), acaban de practicar el toreo caballaresco.
Y las fiestas de toros populares se encontraron con un ambiente ambivalente del parte de los autoridades. Por el desorden y caos esos tipos de fiestas no eran favoritos del poder temporal y eclesi�stico, pero las prohibiciones de antes nunca fueron muy efectivas. Otra opci�n era modificar y as� controlar las fiestas de toros: si no puedes con ella, �nete. Jovellanos era en favor de la prohibici�n de las fiestas de toros. En varios escritos trata sobre como y por que las autoridades tienen que controlar y luego prohibir las fiestas de toros, porque...

�Qu� impresion podr� causar aquel hervoroso tumulto, que la estacion, la hora, el lugar, el objeto, la confusion, la fren�tica griter�a y las torpes combinaciones excitan en los �nimos, en el del j�ven inocente, la incauta doncella [...]? (Jovellanos, 1952 (1792): 265)
Es pues claro que el Gobierno ha prohibido justamente este espect�culo, y que cuando acabe de perfeccionar tan saludable designio, aboliendo las excepciones que aun se toleran, ser� muy acreedor � la estimacion y � los elogios de los buenos y sensatos patricios. (Jovellanos, 1963 (1790): 487)
Morat�n, en favor de las corridas de toros, dice en su carta hist�rica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en Espa�a :
[...] Pedro Romero, el cual, con Joaquin Rodriguez, ha puesto en tal perfeccion esta arte, que la imaginacion no percibe que sea ya capaz de adelantamiento.
Y sobre la suerte de matar al estoque escribe que
[...] nuestra difunta reina Amalia al verla sentenci�: �que no era barbaridad, como la habian informado, sino diversion donde brilla el valor y la destreza.� (Morat�n, 1944 (1776): 143 en 144)
Ambos escritores est�n influenciado por la Ilustraci�n, los dos quiere 'civilizar' la sociedad espa�ola con respeto a las fiestas de toros.
Morat�n incluso lo pone as�:
Antiguamente eran las fiestas de toros con mucho des�rden y amontonada la gente, como hoy en las novilladas de los lugares, � el jubillo de Aragon, del cual no hablar� por ser barbaridad inimitable, [...] porque esto lo puede hacer cualquiera nacion. (Morat�n, 1944 (1776): 143)
Y efectivamente, en el siglo XVIII las autoridades, el poder pol�tico, empezaron a modificar las fiestas de toros. En esta �poca naci� la corrida de toros . Ya Pepe-Hillo escribe en 1804 sobre los cambios que han ocurrido en la segunda mitad del siglo XVIII:
Antiguamente quando se toreaban doce toros por la tarde, se picaban solos ocho por los toreros de � caballo, � los tres siguientes se les hacian algunas suertes de capa, y se les ponian vanderillas; y al �ltimo que salia embolado, se le permit�a baxar � todo aficionado � hacer las suertes que se les antojaba; [...] Sin embargo, fu� tal el abuso, tanta la confusion, y tantas las desgracias que se experimentaron, que el Gobierno se vi� obligado � prohibir los toros embolados. (Pepe-Hillo, 1804: 23)
Cada uno de los tres escritores citados estan preocupados con el orden y el desarrollo de la fiesta de toros, hasta dar sugerencias para cambiarlas o prohibirlas.
Pero la intervenci�n del poder temporal y tal vez eclesi�stico no s�lo consist�a en el control y modificaci�n de las fiestas populares, por que amanezaban el orden p�blico. Tambi�n una instituci�n como la corrida de toros puede servir como instrumento para la unificaci�n cultural de Espa�a.
Para consiguir el poder las autoridades tienen que monopolizar la fuerza y el dinero. Pero para mantenerlo, les hacen falta una sistema de s�mbolos para justificar y defender sus privilegios. En esta perspectiva se puede explicar por ejemplo el surgimiento de la presidencia en la corrida. En todas las plazas de Espa�a el control del orden p�blico est� en las manos de un mismo cargo, en cada plaza est�n presentes las autoridades, las guardias civiles, &c., y as� se introduce un simbolismo del estado en lo que fue antes un espect�culo del pueblo.

Pero la influencia de la Ilustraci�n no se ve s�lo en el nacimiento de la corrida de toros como instituci�n por la parte de las autoridades, tambi�n en la corrida propia entran las ideas de racionalizaci�n y suavizaci�n. Varios toreros, como Pepe-Hillo, C�chares y Paquiro, escriben sus tauromaquias para establecer el arte de la lidia del toro. Los diestros explican las suertes, y m�s importante fijan algunas normas y reglas tanto para toreros como espectadores.

III.

Espero que he dejado claro que s� hab�a un proceso de razonalizaci�n y suavizaci�n, Ilustraci�n, en la sociedad espa�ola, y incluso en las fiestas de toros.
Pero, la Ilustraci�n en Espa�a, con respeto a las fiestas de toros, ha sido muy ambigua: en otros paises surgieron por ejemplo leyes para proteger a animales, con el resultado de la abolici�n de fiestas crueles . En Espa�a la Ilustraci�n fue la inspiraci�n de los cambios en las fiestas populares taurinas y as� el or�gen del establecimiento de la corrida de toros .

Y puede ser en este sentido - es decir, en el lio que se hac�a (o se hace) el poder pol�tico hacia las fiestas de toros, en otras cosas - que tenemos que entender las conocidas frases de Ortega y Gasset:

La historia de las corridas de toros revela algunos de los secretos m�s rec�nditos de la vida nacional espa�ola durante casi tres siglos. Y no se trata de vagas apreciaciones, sino que de otro modo no se puede definir con precisi�n la peculiar estructura social de nuestro pueblo. (Ortega y Gasset citado en Delgado Ruiz, 1986: 18)

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bibliograf�a


Coss�o
1988
Los toros: tratado t�cnico y hist�rico.Madrid: Espasa-Calpe 1943-1961 Tomo I y IV
Delgado, Josef
1804
Tauromaquia, o arte de torear. Madrid
Delgado Ruiz, Manuel
1986
De la muerte de un dios. Barcelona: Nexus
Jovellanos
1952 (1792)
Carta. En: Biblioteca de autores espa�oles. Por Candido Nocedal. Tomo L. Pag. 264-266. Madrid: Ediciones Atlas
Jovellanos
1963 (1790)
Memoria. En: Biblioteca de autores espa�oles. Por Candido Nocedal. Tomo LXVII. Pag. 480-502. Madrid: Ediciones Atlas
Mostar�n, Jes�s
1991
El emblema negra de Espa�a. En: El Pais. 12 de Septiembre de 1991
Morat�n, Nicol�s F. de
1944 (1776)
Carta hist�rica sobre el origen y progresos de las fiestas de toros en Espa�a. En: Biblioteca de autores espa�oles. Tomo II. Pag. 141-144. Madrid: Ediciones Atlas


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� 1995/1996 Marco Legemaate